Eres mar y eres monte.
Te lo dice una voz ancestral
en lo más profundo de tu alma.
Una voz primitiva que solo
entiende de
instintos y tierra y salitre.
No eres campos de maíz:
Para ti, la inmensidad
sabe a agua salada
y tu mundo lo rodean
las alturas.
Eres mar
y ere
montañas.
Y lo sabes desde lo más
profundo
de tus entrañas.
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