Nunca se había visto nada así. El monstruo se paseaba a sus anchas por el reino de las hadas causando terror. Realmente, eran más bien las hadas las que materializaban el miedo en su cabeza; el monstruo simplemente deambulaba sin hacer daño a nada ni nadie.
Pero el miedo a lo desconocido era demasiado poderoso. Era el combustible que encendía un odio latente hacia algo tan diferente a las hadas.
Entre gritos desgarradores y carreras desesperadas, las hadas más fuertes decidieron tácitamente tomar medidas para proteger su reino.
No tardaron en rodearlo; el monstruo caminaba tranquilo.
Matarlo fue fácil también. Era como si la gran amenaza que el monstruo representaba no fuera más que un constructo, un producto de la imaginación colectiva.
Teslio observó toda la escena desde la ventana de su laboratorio.
—No están preparados—se dijo más a sí mismo que a su ayudante.
Se alejó, un tanto decepcionado. El primer dragón creado en un laboratorio no había durado ni veinticuatro horas en la Tierra.
No quedaba más que volver a empezar.
Comments