Febfairy día 24: cristal
- Jone Vicente Urrutia
- 24 feb 2021
- 1 Min. de lectura
El mundo feérico estaba hecho en su mayoría de cristal. Era una hazaña de la arquitectura que enorgullecía a las hadas más mayores y llenaba de satisfacción a los gobernantes.
La luz se refractaba llenando el mundo de múltiples colores que danzaban como espíritus felices, huéspedes fugaces de sus amigas las hadas.
Sí: se podía decir que los cristales contribuían a convertir el mundo feérico en algo místico, maravilloso, casi mágico. Nadie lo podía negar.
Por eso, cuando Elda soñaba, su mente la transportaba a su hogar de luz y color. Casi podía sentir el calor de los colores en sus facciones, observar la preciosa plasticidad de los elementos rondar por su mundo.
Sus sueños la alejaban de su realidad presente, en la que otro tipo de cristal la mantenía prisionera. Llevaba años allí, desde que un humano llamado Arthur la había capturado.
Su captor le pedía consejo y la trataba relativamente bien. La asfixia y el calor que sentía al principio se fueron disipando con el tiempo. Ya se había acostumbrado, resignada, a su nueva realidad—a su vida aprisionada.
Sin embargo, cuando soñaba no podía evitar volver a su hogar, a mejores y más bellos cristales, a su libertad.
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