Febfairy día 28: estrellas
- Jone Vicente Urrutia
- 28 feb 2021
- 1 Min. de lectura
Realmente Teslio no sabía si odiaba a las hadas. ¿Despreciarlas? Sin duda. Pero ¿odiarlas?... odiar era una palabra muy fuerte. Al fin y al cabo, había podido consagrar su vida a la ciencia gracias al apoyo que sus congéneres le habían brindado.
Y, sin embargo, cuando tras un experimento fallido las nubes comenzaron a llenarle la cabeza de ideas grandiosas sobre el apocalipsis, su desprecio a las hadas había sido el último empujoncito necesario para comenzar los preparativos.
No… Teslio no sabía si odiaba a las hadas, pero entendía muy bien el lenguaje de las nubes, que le hablaban de glorias solamente alcanzables con un renacimiento. Y, para renacer, primero había que morir.
Él no, claro. Las hadas tendrían que morir. Se habían convertido en unos seres complacientes, dándolo todo por hecho, sin buscar ningún nuevo desafío. Las nubes estaban decepcionadas con su especie y Teslio no podía culparlas.
Día tras día, los elementos le susurraban diferentes maneras de comenzar el apocalipsis—no; el renacimiento. Incluso le habían legado un ayudante que, si bien le parecía un poco inútil, su fuerza había sido un recurso a tener en cuenta.
Cuando Teslio por fin logró que las estrellas comenzaran a caer del cielo, un sentimiento extraño le invadió. No podía concretar exactamente qué era: una especie de nostalgia trágica, mezclada con cierto orgullo. Era un sentimiento contradictorio, tragicómico.
Teslio no sabía si odiaba a las hadas, pero, ahora que solo quedaban dos en el mundo, pensó que tal vez echaría de menos despreciarlas.
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