Floral

Realmente era una visión increíble, una belleza nunca antes conocida por el hombre. O, al menos, eso era lo que su mente infantil creía. Jamás había visto tantas flores juntas en un mismo sitio: era un paraíso floral, creciendo en su patio trasero.

Se acercó a una de las flores para olerla. Era un perfume hipnótico, dulce y suave, que tranquilizaba sus pensamientos como si fuera un anestésico.

No podría decir cuánto tiempo estuvo oliendo la flor. Cuando salió de su trance, ya era de noche. Miró a su alrededor, y observó que todo su jardín estaba ya cubierto de las mismas flores, como si se hubieran multiplicado en cuestión de segundos.

Cierto sentimiento de desasosiego le invadió el cuerpo.

Las flores le parecían un ejército silencioso que tramaba algo contra ella.

Todavía un poco bajo los efectos de la flor, su cabeza estaba nublada, funcionando lentamente, como si sus pensamientos tardaran un minuto extra en llegar, como si su cuerpo estuviera funcionando a una revolución diferente.

Alzó su mano despacio; la sentía como un miembro ya ajeno a su cuerpo. Y entonces vio la raíz de una flor saliendo de su muñeca.

Su miedo fue un simple eco en una mente paralizada.