—Por favor, ¿no puede hacer la vista gorda solo esta vez?
—Lo siento, pero ya conoce la política de la empresa: sin formulario no puede salir a su puesto.
—Pero no me está escuchando. Tenía el formulario conmigo cuando salí de casa esta mañana. Alguien me lo ha tenido que quitar, para que no pudiera alcanzar el récord de la racha más larga de barcos destruidos. Han tenido que ser mis rivales.
—Y yo le digo, señorita… Ariel, que me dan igual sus justificaciones. En esta empresa nos tomamos muy seriamente los procedimientos burocráticos—el Reino del Mesogeios depende de seguir todas las pautas de seguridad. No podemos permitirnos tener a una sirena acabando con la vida de los marineros de forma irregular. No sería ético. Así que, o me da su documentación, o se vuelve por donde ha venido.
—Pero…
—No hay peros que valgan. Mire: sé que su fama le precede, pero en esta empresa no hay favoritismos. Tendrá que rellenar una nueva petición. Vuelva usted mañana.
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