—Me alegra que encontrarais mi nota de auxilio. Veréis, cuando la escribí fue más un ejercicio mental que otra cosa; un experimento para saber cuáles de mis amigos arriesgarían su vida por mí. Quiénes serían leales, valientes, los héroes necesarios en mi vida.
» Tampoco pensé que nadie realmente haría caso de la nota. No me malinterpretéis: aprecio que hayáis venido a rescatarme. Simplemente creí que se vería a la legua que las febriles palabras de la nota no pertenecían al amigo que conocíais.
» Cuando las escribí, la transformación ya había comenzado. Ya no era el mismo de antes.
» No os preocupéis: la evolución fue voluntaria. Dejar atrás mi vida mediocre, aburrida, cómoda… es lo mejor que me ha pasado.
» Y, bueno, ya que habéis atendido a mi llamada, sería muy maleducado por mi parte no ofreceros los mismos beneficios que me fueron ofrecidos a mí.
» No aceptaré un no por respuesta. Os prometo que el dolor de la transformación se convierte en un ruido de fondo una vez te acostumbras.
» Bienvenidos al mundo de las sirenas.
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