Tick, tock. Corre el tiempo. ¿Qué es el tiempo para mí? Te preguntarás. No mucho. Desde luego, no tiene significados profundos como para ti. Para mí, es esperar tranquilamente viendo cómo el veneno acaba con tu vida con rapidez.
Tick, tock… y en diez minutos a lo sumo tendré tu cadáver a mis pies. ¿No es increíble lo lentos que pueden llegar a parecer diez simples minutos? Son un universo de dolor y miseria. Se extienden casi infinitamente. El tiempo cambia mucho, dependiendo de lo cerca que estés de tu muerte.
Pero yo no quiero filosofar sobre cuestiones que no me interesan. Solo estoy haciendo un poco de tiempo mientras mi veneno acaba por matarte de una vez por todas.
Compréndeme… si a ti se te hace lenta la tortura, a mí se me hace increíblemente aburrida. Llega un momento en que desearía poder sentir un poco de emoción. De momento, mi manera de lograrla es explicándote un poco cómo funciona esto del veneno.
Tick, tock. El tiempo se acabó. Por fin, tengo mi comida a mis pies.
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